miércoles, 25 de mayo de 2011




Los Salieris de Django

Sergio Poli, violín
Néstor Gómez, guitarra solista
Marcelo Ramos, guitarra, solo 7
Ignacio Izcurdia, guitarra, solo en 4 y 11
Matías Oliver, contrabajo

Invitado: Ricardo Pellican, guitarra en 5, 8 y 13

Tracks: 

Belleville (Django Reinhardt)                  3:52
Rosetta (Earl Hines)      4:49
Poor Butterfly (Huddel-Golden)   4:56
Viper´s Dream (Allan)    2:53
Nuages (Django Reinhardt)        6 :02
Lady be Good (Gershwin)          4:46
Rose Room (Harry Williams)                 4:55
Manoir de mes Rêves (Reinhardt)          6:36
Los Salieris de Django (N. Gómez), dedicado a Cordal Swing y Emmet Ray       5:35
The World is waiting for a sunrise (Seitz- Lockhart)         3:33
All of me (Simmons-Marks)       4:18
It´s only a paper moon (H. Arlen-B. Rose- E. Y.Harburg) 3:33
Manoir de mes Rêves (Reinhardt) (Toma alternativa)      8:39

TOCADOS POR DJANGO

  A casi medio siglo de la muerte de Django Reinhardt, ese jazz con cuerdas y sabor gitano -gipsy o manouche, como gustan decir sus cultores- sigue seduciendo como la primera vez. Lo más soprendente de aquella invención estilística es el poco esfuerzo teórico que Django puso en el momento del alumbramiento. Mientras otros experimentos demandaron sesudos preámbulos y manifiestos -pensemos en la Tercera Corriente que intentó, con resultados desiguales, combinar el jazz moderno con la música erudita-, el Quinteto del Hot Club de Francia, con Django y Grappelli al frente, fundó con pasmosa "naturalidad" (se pusieron a tocar, y chau) la que tal vez sea la única tradición instrumental del jazz nacida fuera de los Estados Unidos.
  La fundación fue un producto combinado del azar -el "Dallas Blues" de Armstrong cosecha 1928 rondaba por un campamento de gitanos belgas y franceses- y la sensibilidad increíble de un joven guitarrista. Poco después de que un incendio en su carromato le arrebatara dos dedos de la mano izquierda, ese joven guitarrista cayó fulminado por el sonido del Arcángel Gabriel de Nueva Orleáns. Luego, la traducción del idioma de la trompeta al de la guitarra fue casi instantáneo: recordemos que 1934 fue el año Cero del nuevo estilo. Es cierto que desde unos años antes Eddie Lang y Joe Venuti venían trabajando en una línea parecida, pero lo de París fue especial. Había allí otra cosa. La tímbrica, los ataques punzantes, el sonido ligero para un estilo de fuego, la asimilación de la armonía al ritmo...
  La historia de Django y sus amigos se conoció en Buenos Aires a comienzos de los 40. Expulsado de París por la Segunda Guerra Mundial, Oscar Alemán, que había frecuentado al gitano, volvió a la Argentina y formó con Hernán Oliva el mejor de sus conjuntos. Desde entonces, el gipsy swing fue pasión de minorías, oportunamente avivada por The Blue String, Swing 39 y muchos más. A esa tradición de triple ascendencia (Armstrong, Django y Alemán) se suma ahora Cordal Swing, el quinteto argentino que con más fervor y fidelidad musical persigue (ya casi lo alcanzó) el fantasma alegre de Reinhardt. Los Salieris de Django es un título ingenioso, pero quizá más justo sería decir "Los Expertos en Django", dado el grado de información y musicalidad que los platenses han sabido volcar en este disco deliciosamente "tocado".
  Tratándose de la recreación de un estilo, vale preguntarnos por qué Cordal Swing no suena arcaico ni revival. Por qué no suena como una bandita swing de mirada cómplice y tuxedos desempolvados. Qué es lo que salva a Cordal de esa manía copista tan común en muchos músicos de jazz de la Argentina y del mundo entero. Creo que la clave está tanto en ellos como en el estilo que practican. El jazz con cuerdas nació en los márgenes de la música afroamericana. Trae la extranjería como marca en el orillo. Por lo tanto, puede sonar tan gitano como argentino. Y es, básicamente, un estilo muy libre. No en su rítmica -con ese acento en tiempos débiles que, curiosamente, remite al dixieland más que al Swing- ni en su armonía funcional, pero sí en su permanente invitación a la improvisación. En este sentido, Cordal Swing entiende que la auténtica improvisación -o al menos la que resulta más atractiva- es aquella que se juega desde el dibujo o paráfrasis primera del tema, buscando que el interés "melódico" no decaiga en ningún momento. Si bien esto se verifica a lo largo de todo el CD, me gusta especialmente lo que los muchachos hacen con "Rosetta", "Manoir de mes Rêves" (las dos tomas son interesantes, y la comparación permite entender un poco mejor cómo funciona el cerebro de un músico de jazz) y "The world is waiting for a sunrise", esta última en feroz sucesión de riffs. También suena estupendo "Los Salieris de Django", composición de Néstor Gómez basada en una línea melódica descendente y según la forma típica de ciertas canciones bluseadas de los 30.
  Conozco a Sergio y a Néstor desde hace mucho años (acaso más de los que quisiera recordar) y nunca dejan de sorprenderme. Tienen un increíble dominio instrumental, pero jamás suenan a manual de escalas y acordes (como recomiendan los grandes artistas, la técnica debe ser aprendida en todos sus detalles, para luego poder olvidarla). Tocan muy bien en otros estilos (Sergio ya es un consumado tanguero), pero no encaran Cordal Swing como un descanso ni transmiten esa idea un tanto estúpida de que "la música es una sola". Por el contrario, indagan en la especificidad de cada género, y todo parece indicar que el jazz con cuerdas es la música que más les gusta. También Marcelo, Ignacio y Matías son impecables, y de Ricardo Pellican, guitarrista invitado, supongo que bastará recordar que fue maestro de Néstor y alumno de Walter Malosetti: en  una cadena tan sólida de saberes jazzísticos no hay piezas falsas ni débiles. Lo mismo puede afirmarse del swing gitano, tan amorosamente practicado en la Argentina y tan finamente interpretado por Cordal Swing.

Sergio A. Pujol
Historiador y crítico. Figura entre sus libros Jazz al Sur. La música negra en la Argentina.

 


Grabado en EMU Digital Studio en los meses de Junio y Julio de 2002 (año 58 de la Era Gipsy Swing)
Técnico de Grabación: Luis Aceto
Asistentes de Grabación: Germán Galarretborde, Pablo Marchi y Gastón “Carlitos Gud” Quevedo
Mezcla: Cordal Swing y Luis Aceto
Masterización: Luis Aceto
Producción Ejecutiva: Cordal Swing Y EMU
Dirección Artística: Cordal Swing
Diseño: Oscar Duarte
Impreso en Grafikar (0221)410-1100
Duplicación: Marcelo Janik

Un agradecimiento muy especial a Ricardo Pellican y Sergio Pujol
Néstor Gómez utiliza una guitarra del luthier Jorge De Monte.